EN ESTE PUEBLO NO HAY LADRONES (1965) de Alberto Isaac.Película basada en un cuento homónimo de Gabriel Garcia Márquez, "En Este Pueblo No Hay Ladrones" cuenta con un guión del propio Isaac junto a Emilio Riera.Protagonizan Julián Pastor, Rocío Sagaón y Graciela Enríquez.
Se presume que muchas obras cinematográficas mexicanas de los años 60,
fueron escritas por García Márquez; quien al igual que muchos
intelectuales de la época firmó los guiones con seudónimo. Entre ellas
se encuentran "El gallo de oro" (1964) de Roberto Gavaldón, y "Tiempo de
morir" (1966) de Arturo Ripstein.
La primera se basa en el cuento homónimo de Juan Rulfo, coescrita junto
con el propio autor y el también mexicano Carlos Fuentes, la película
fue protagonizada por Ignacio López Tarso, Narciso Busquets y Lucha
Villa, y fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa.
La segunda, western filmado inicialmente por Ripstein, tuvo su secuela
casi 20 años más tarde bajo la tutela de Jorge Alí Triana y de la cual
se ha anunciado por parte de Rodrigo García, una nueva versión
cinematográfica del gión para el 2007.
Entre 1965 y 1985 García Márquez participó directamente en los siguientes filmes:
En este pueblo no hay ladrones (1965) de Alberto Isaac.
Juego peligroso (segmento "HO") (1966) de Luis Alcoriza y Arturo Ripstein.
Patsy mi amor 1968) de Manuel Michel.
Presagio (1974) de Luis Alcoriza.
La viuda de Montiel (1979) de Miguel Littín.
María de mi corazón (1979) de Jaime Humberto Hermosillo.
El año de la peste (1979) de Felipe Cazals (adaptación del libro de Daniel Defoe "El diario de la peste".
Publicada en 1967, Cien años de soledad relata el
origen, la evolución y la ruina de Macondo, una aldea imaginaria que
había hecho su aparición en las tres novelas cortas que su autor había
publicado con anterioridad. Estructurada como una saga familiar, la
historia de la estirpe de los Buendía se extiende por más de cien años, y
cuenta con seis generaciones para hacerlo.
La
crónica de los Buendía, que acumula una gran cantidad de episodios
fantásticos, divertidos y violentos, y la de Macondo, desde su fundación
hasta su fin, representan el ciclo completo de una cultura y un mundo.
El clima de violencia en el que se desarrollan sus personajes es el que
marca la soledad que los caracteriza, provocada más por las condiciones
de vida que por las angustias existenciales del individuo.
El
realismo mágico (también llamado lo real maravilloso) hace posible que
la objetividad de la vida material se vea matizada por la subjetividad
de la fantasía. Lo insólito (situaciones parecidas a los cuentos de
hadas, levitaciones, premoniciones, la extrasensorialidad presente) da
lugar a una atmósfera mágica que atenúa la miseria social y humana, de
forma que lo mágico subraya la dureza y desajuste de la realidad, la
violencia que domina la vida cotidiana.
Argumento
Dos
familias, la de los Buendía y los Iguarán, han acabado por dar luz a un
muchacho con cola de iguana a fuerza de casarse entre sí. Úrsula
Iguarán, recién casada con José Arcadio Buendía, se niega a que el
matrimonio se consume por temor a que también les nazca un hijo con
cola. Ello da pie a que Prudencio Aguilar eche en cara José Arcadio su
poco valor. José Arcadio acaba matándole por su provocación, pero el
muerto se le aparece constantemente.
Huyendo del
fantasma del muerto, y al frente de un grupo de compañeros, José Arcadio
llega a una aldea de apenas "veinte casas de barro y cañabrava
construida a la orilla de un río" y se queda a vivir en ella. Esta aldea
se llama Macondo, mítico escenario de ésta y otras obras del autor. El
único contacto que sus habitantes tienen con el exterior lo constituyen
las periódicas visitas de unos gitanos capitaneados por un tal
Melquíades, que, además de conocer el sánscrito, introducen en Macondo
el hielo y el imán.
El libro se inicia, precisamente cuando Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía, hijo de José Arcadio, recuerda aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Así comienza el libro, pero no la historia, que abarca, en realidad,
cuatrocientos años y nos informa acerca de innumerables antepasados de
José Arcadio y de su esposa Úrsula, revelando en su construcción, como
gran parte de la narrativa hispanoamericana del momento, la influencia
de Faulkner: su acción no avanza de manera cronológica, sino a brincos,
por flashes que nos permiten conocer fragmentos de ella y sólo luego, al
final, proporcionamos una visión global.
Gabriel García Márquez
El
suceso más antiguo relatado en la obra ocurre en 1573, en una casa de
Riohacha asaltada por Francis Drake. Después del asalto del inglés, una
antepasada de Úrsula, casada con un aragonés trasplantado a Colombia, se
asusta tanto que comienza a sufrir pesadillas protagonizadas por el
pirata penetrando con sus perros por las ventanas del dormitorio. Para
ahuyentar las pesadillas, el matrimonio se traslade a una ranchería del
interior, donde conocen a los Buendía, unos criollos cultivadores de
tabaco.
Un tataranieto del criollo se casa con una
tataranieta del aragonés, y a partir de entonces las familias no dejarán
de mezclar su sangre a lo largo de los tres siglos siguientes, hasta
llegar a los ya citados José Arcadio y Úrsula, que tienen tres hijos:
José Arcadio, Aureliano y Amaranta. El viejo José Arcadio muere loco de
tanto estudiar, atado a un árbol del patio, y tras su muerte cae lluvia
de flores. No es éste el único momento mágico de la novela.
José
Arcadio hijo se casa con Rebeca, una prima lejana, por lo que su madre,
encolerizada por que teme que puedan tener hijos con cola de iguana, la
echa de casa. Cuando José Arcadio aparece muerto, Rebeca se encierra en
la casa donde vivirá con Arcadio, un hijo bastardo que José Arcadio ha
tenido con Pilar Ternera, una mujer del pueblo que también le ha dado un
hijo (José Aureliano) a su hermano Aureliano.
Antes
de morir fusilado por liberal, este Arcadio tendrá tres hijos con Santa
Sofía de la Piedad: Remedios, José Arcadio Segundo y su gemelo
Aureliano Segundo. A Remedios, que es muy bonita pero no brilla por su
inteligencia, le pasa lo mismo que a su tía abuela Amaranta: los hombres
que a ella le gustan no la quieren, y los que la quieren no le gustan.
Cuando muere, después de habérsele muerto todos los novios, sube al
cielo.
Respecto a Aureliano, se casó con una hermosa
niña llamada también Remedios, la cual muere de un mal embarazo antes de
cumplir un año. Aureliano organiza un ejército del que se nombra
coronel y se marcha a luchar contra los conservadores. En el transcurso
de veinte años participará en treinta y dos guerras civiles, que perderá
indefectiblemente debido a la tristeza que le embarga, por lo que al
final, cansado, firma la paz y regresa a Macondo, donde pasa el tiempo
confeccionando pescaditos de oro, lo mismo que hacía antes de casarse,
que luego deshace como Penélope hacía con su tela. Ello no le impide
tener diecisiete hijos, uno de los cuales, llamado también Aureliano,
será quien lleve el tren a Macondo.
Aureliano Segundo
se enamora de Fernanda, una mujer muy hermosa, reina de Madagascar,
emparentada con los Duques de Alba, que aparece en Macondo durante el
carnaval. A pesar de que ignora donde vive, Aureliano Segundo sale en su
busca, la encuentra, se casan y viven felices en la casa de Úrsula, a
pesar de que el matrimonio corre peligro de naufragar porque Aureliano
mantiene relaciones extraconyugales con Petra Cocer; pero como ésta les
abastece de ganado, Fernanda acepta el hecho sin pestañear. El
matrimonio tiene tres hijos: Meme, José Arcadio Tercero (al que la vieja
Ursula manda a estudiar a Roma para que llegue a ser Papa), y Amaranta
Úrsula.
José Arcadio Segundo es nombrado capataz de
una compañía platanera dirigida por extranjeros, e interviene en una
huelga con tres mil compañeros que morirán ametrallados en la plaza de
la estación de Macondo. Único superviviente de la matanza, hasta la
muerte de su hermano gemelo vivirá encerrado en una habitación donde se
encuentran varias docenas de bacinillas.
Comienza a
llover, una lluvia que ha de durar cuatro años, y cuando deja de hacerlo
el ganado proporcionado por Petra ha muerto y la casa se ha
reblandecido. Lo poco que aún queda de ella lo derriba Aureliano Segundo
buscando la hipotética fortuna de la vieja Úrsula. Los únicos a quienes
el temporal no ha afectado son Aureliano Babilonia, bastardo de Meme, y
Amaranta Úrsula, la hija menor de Fernanda. Al poco tiempo, muere
Amaranta, que ha hecho un pacto con la muerte durante un concierto de
Meme; después muere Rebeca y después Arcadio Segundo. El mismo día, su
madre, tal como le había prometido, degüella a su gemelo, para evitar
que le entierren vivo.
En la casa sólo quedan
Aureliano Babilonia, el bastardo de Meme, al que Fernanda, avergonzada,
ha ocultado, y Fernanda, que pasa el tiempo escribiendo a sus hijos
todas las fantasías que se le ocurren. Sintiendo próxima la muerte, se
viste de reina y muere con toda dignidad, tras haber escrito unas
memorias que lega al estudiante de papa, que vuelve meses después a
Macondo sin haber aprobado los estudios. Éste encuentra la fortuna de
Úrsula y la gasta con un grupo de chiquillos, pero un día se enfada, los
azota y los echa de la casa. Después de una supuesta reconciliación,
los chiquillos lo ahogan en la bañera durante una de sus fiestas.
Aureliano
Babilonia, que lee cuanto cae en sus manos, queda solo en la casa con
Amaranta Úrsula, abandonada por su marido, un belga que sueña con el
correo aéreo y que, aunque va a todos lados atado por un hilo de seda a
la muñeca de su mujer, la deja para ir en busca de un avión perdido. Al
quedar solos, Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula, que ignoran su
parentesco, se enamoran y tienen un hijo, que nace con la consabida
cola. Amaranta muere de una hemorragia y Aureliano se emborracha y es
recogido en la calle por una antigua amante.
Cuando
regresa por la mañana a su casa, las hormigas se han comido al niño. Al
final, un ciclón se lleva la casa por los aires, mientras Aureliano lee
en unos pergaminos del gitano Melquíades la historia de la familia y la
profecía de que no durará más que el tiempo de su lectura: "antes de
llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese
cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o espejismos)
sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres
en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los
pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde
siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían
una segunda oportunidad sobre la tierra".
Macondo
quiere ser sin duda un espejo de la realidad de cuanto ocurre no
solamente en Colombia, sino en toda Sudamérica, que ha vivido en su
soledad, aislada del resto del mundo, con el que sólo ha mantenido
esporádicos contactos (los gitanos de Melquíades, que la conquistan a
base de maravillas perfectamente comparables con los abalorios y
chucherías de que siempre se sirvieron misioneros y conquistadores),
pero todo esto tendría escaso valor si no contara con su extraordinaria
fabulación, con toda esa magia que se confunde de continuo con la
realidad, dando lugar a un mundo mítico creado mediante un lenguaje de
gran fuerza expresiva.
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático. Al respecto, el escritor declaró en una entrevista en el año 2000 a El Tiempo de Bogotá:
Hace más de un año fui sometido a un tratamiento de tres meses contra
un linfoma, y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme lotería que ha
sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para
terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que
tenía a medias, reduje al mínimo las relaciones con mis amigos,
desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos
pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin
interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde.
Durante ese tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis relaciones
con los médicos se redujeron a controles anuales y a una dieta sencilla
para no pasarme de peso. Mientras tanto, regresé al periodismo, volví a
mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas
atrasadas.
En la misma entrevista, García Márquez se refiere al poema titulado La marioneta, que le fue atribuido por el diario peruano La República a modo de despedida por su inminente muerte, desmintiendo tal información.
Negó ser el autor del poema y aclaró que «el verdadero autor es un
joven ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco», refiriéndose
al ventrílocuo mexicano Johnny Welch.
A principios de julio de 2012, por comentarios de su hermano Jaime, se rumoreó que el escritor padecía de demencia senil, pero un vídeo en que celebra su cumpleaños en marzo de 2012 sirvió para desmentir el rumor.
El31 de marzo de 2014 fue ingresado en el Instituto Salvador Zubirán por un cuadro de desnutrición, deshidratación e infección pulmonar y de vías urinarias.
El8 de abril fue dado de alta con pronóstico estable tras recibir un tratamiento de antibióticos.
Durante el tiempo en el que estuvo convaleciente en su casa, su esposa e
hijos se negaron a dar información detallada de su salud. Sólo se
observó que fue visitado frecuentemente por cardiólogos y geriatras en los días posteriores.
El 14 de abril,
un diario mexicano dio a conocer que García Márquez luchaba nuevamente,
como hace 15 años, contra el cáncer que ahora se le había expandido a
los pulmones, ganglios e hígados. Varios familiares lo visitaron durante ese tiempo de cuidados.
La muerte del escritor fue confirmada en México hacia las 14:50. Fue
trasladado por una ambulancia al hospital donde estuvo ingresado y tras
conocerse la noticia de su muerte, en los alrededores de su casa se
reunieron decenas de periodistas quienes desde la noticia de su
hospitalización establecieron una guardia permanente en el sitio.
El escritor colombiano, quien murió rodeado de su familia, fue cremado el 19 de abril y, tres días después, se le rindió un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes de Méjico en un acto privado. Al evento acudieron el actual presidente de México,Enrique Peña Nieto y el de Colombia, Juan Manuel Santos, así como de amistades cercanas como Jacobo Zabludovsky y su esposa Sara Nerubay, los escritores Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Silvia Lemus, la viuda de Álvaro Mutis, Carmen Miracle y Adolfo Castañón y el político Porfirio Muñoz Ledo.
La ceremonia concluyó a las 20:39 horas, en medio de aplausos y
mariposas amarillas de papel que fueron lanzadas por los amigos y la
familia.
Las cenizas salieron de la casa del escritor en torno de las 15:00
horas en una caravana que estuvo encabezada por Mercedes Barcha, esposa
de Gabo –como amigos cercanos llamaban al autor colombiano– junto con
sus familiares, misma que llego a las cuatro de la tarde y fue recibida
por María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, y el presidente del Conaculta.
Ahí estuvo la urna hasta las siete de la noche”, fueron tres horas
durante las que el público general se pudo despedir del autor de Cien años de soledad; se reprodujo una selección de música que hizo la misma familia de acuerdo a los gustos del escritor que llegó a la Ciudad de México en 1961 y desde entonces adoptó al país como su segunda patria. A las siete de la tarde, se realizó el acto oficial a cargo de Enrique Peña Nieto, presidente de México, y Juan Manuel Santos, primer mandatario de Colombia.
La biografía del Gabo está repleta de anécdotas y curiosidades, y la
enemistad con el también Premio Nobel Vargas Llosa es una de ellas.
Íntimos durante muchos años, la ruptura vino tras un inesperado puñetazo
del escritor peruano al rostro del autor colombiano. El motivo de la
disputa entra en el territorio de un realismo, esta vez, nada mágico.
Se estrenaba en Méjico 'La Odisea de los Andes'. La película narraba
una tragedia aérea real. Cuando García Márquez quiso saludar a su amigo
Mario en el cine, se produjo otro drama, también real. Un puñetazo de
Vargas Llosa noqueaba a 'Gabo'.
Era Febrero de 1976. El herido quiso que el fotógrafo Rodrigo Moya
dejara constancia de la agresión. Su ojo amoratado encarnaba el epílogo
de una famosa amistad.
Los dos escritores se habían conocido nueve años antes en Venezuela.
En París y Barcelona, intimaron. Viviendo codo con codo. Compartiendo
alegrías, penas y admiración mutua. Todo se acabó con un gancho de
derecha que derivó en leyendas y especulaciones sobre el motivo de la
disputa.
Unas mencionan la intromisión de García Márquez en desavenencias
conyugales de Vargas Llosa, y otras señalan las insalvables diferencias
ideológicas entre ambos.
Ellos jamás desvelaron el misterio. Su pacto de caballeros se limitaba a
reconocerse mutua y privadamente, como dos genios de la literatura.
Ron para El Mono Todaro
Elvia Vizcaíno comparte una anécdota familiar de la visita de García
Márquez al pueblo en 1983, después de que ganó el Nobel el año anterior.
“Mi esposo, que era más conocido como El Mono Todaro, con unos tragos
encima, se acercó a Gabo a pedirle una botella de ron. No lo dejó
tranquilo durante los actos, lo persiguió por todos lados hasta que Gabo
le pidió un papel para hacerle un vale”, relató Vizcaíno.
“Vale por 10 botellas de ron para El Mono Todaro”, dice la nota firmada
por García Márquez, que hoy atesora la viuda. “Lo mejor es que cuando mi
marido cayó en cuenta de que no sabía dónde cobrar el vale, le preguntó
a Gabo y él le dijo: ‘¡En Estocolmo!’”, contó Vizcaíno entre
carcajadas, recordando al Nobel a su manera, con uno de esos tantos
cuentos que se esconden tras las puertas de latón de las humildes casas
de Aracataca.